Tenía los ojos verdes y el corazón vibrante. Me hablaba a todas horas de tí, de las cosas que haríais juntos cuando al fin regresaras, de todo lo que compartiríais, de lo mucho que te quería. Tenía los ojos verdes y tantas ganas de tí...
Tenía 16 años, alma de poeta y pies de bailarina. Y ya no se mordía las uñas, porque a tí no te gustaba, o eso creía. Quería ser escritora, pero también cantante, actriz, enfermera. Tenía los ojos verdes y toda la vida por delante.
Le encantaba el teatro, las películas antiguas, las amapolas y el rock & roll. Le gustaba reirse, pasear por la playa y ver amanecer. Adoraba las palmeras de chocolate. Pero sobre todo, le gustabas tú.
Un día le dijiste que nunca volverías, que no tenía sentido esperar. Y dejó de reir, y de comer chocolate, y de fantasear. Tenía los ojos verdes y el corazón roto.
Tenía 16 años, alma de poeta y pies de bailarina. Y ya no se mordía las uñas, porque a tí no te gustaba, o eso creía. Quería ser escritora, pero también cantante, actriz, enfermera. Tenía los ojos verdes y toda la vida por delante.
Le encantaba el teatro, las películas antiguas, las amapolas y el rock & roll. Le gustaba reirse, pasear por la playa y ver amanecer. Adoraba las palmeras de chocolate. Pero sobre todo, le gustabas tú.
Un día le dijiste que nunca volverías, que no tenía sentido esperar. Y dejó de reir, y de comer chocolate, y de fantasear. Tenía los ojos verdes y el corazón roto.
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